Table of Contents

I

Quiero un jardín.

Adobe,

volveré a la tierra,

germinaré semillas:

agapandos, hortensias,

lavandas, caléndulas.

Soy la casa derruida, el enojo y el olvido,

el polvo y el fin.

Petirrojos heridos,

colibrí.

Principio.

II

El polvo enmarca las ventanas.

Pretendo callarte con las manos

y grito mientras muerdes mis falanges.

Trazas una línea recta hasta mi ombligo

y con su hilo de sangre

conectas esa vida que puedo dar

a la que me dieron:

duda y certeza.

En la mesa se pudren las naranjas,

pero me olvido de limpiar y ser perfecta.

En esta casa no hay nadie.

Nosotros dormitamos un instante.

III

Mi madre recoge zapatitos de niñas

que encuentra en la calle.

Son una bendición, me dice,

y los cuelga de un árbol que crece y da frutos:

tenis, sandalias,

guayabas.

Oscuras son las horas y la carretera

por las que mi madre vuelve del trabajo.

Caminar, llegar a casa,

encender la luz,

son sus milagros.

IV.

No temas a la sombra de la luna.

Eres la arena que regresa a la orilla

después de la marea.

V.

Arturo

Es tu risa, Arturo,

la que duele en medio de este pueblo

que no es tuyo ni mío.

Ambos recorremos la misma distancia de tres horas y media para llegar aquí.

Caminas por las montañas

mientras observo las nubes desde la ventana.

Ríes

con tus veinte años que tiritan de frío

y que se tambalean en la escuela.

Es comida la necesidad.

Me cuentas que trabajas

en la construcción de un tramo carretero,

cargas bultos de cemento, grava y arena.

Me doy cuenta que llegué

con los zapatos limpios

a costa de tus manos lastimadas.

Busco cambiar de tema

¿Bailas? –pregunto-

mientras suena la banda y la brisa.

Tímido, respondes que no

y yo, que tengo dos pies izquierdos,

y paso las fiestas sentada,

digo que es fácil.

Tomo tu mano derecha y coges mi cintura

mientras repito la canción:

uno, dos,

uno, dos.

Aprendemos juntos

y en tu inocencia, me dices:

“gracias, profa”.

Luego, vuelves a tu comunidad.

Retomas la cosecha de café,

juntas leña,

lees a tropiezos

y ríes, maestro Arturo,

ríes.

Nallely Guadalupe Tello Méndez, es originaria de la comunidad de Santos Degollado, Etla, Oaxaca. Activista, editora, radialista y poeta. Su obra es parte de la antología Como si estrechara tu cuerpo. Poetas nacidos de 1970 a 1989 (Dilema Edición-es, 2019). Su primer libro se titula La tierra que nos separa (Casa de las Preguntas, Dilema Edición-es, Colectivo editorial Pez en el Árbol, 2020).

Comparte en redes sociales

Facebook
Twitter
WhatsApp

Te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *