Table of Contents

Kee

Tan delicada piel del aire

que choca con los cactus,

         y luego en ojos hasta reventarlo

                                         en objeto inexistente.

El humo cruza la solidez de las tejas

                                   que se trenzan

                                            con viento.

El chatino argumento

de la palabra,

voces detrás del tiempo.

Los árboles de raíz

alzaron nuestros nombres:

yuu, tierra

tyja, tortilla

xné, perro

kee, piedra.

Reinvención

Pienso, dice Tláloc,

no se puede hacer

llover sobre mojado,

aquí conviene, encender el asador

y enrojar las lágrimas.

Deseo, dice Tláloc, la minuciosa luz

en el aleteo del canto

no este norte o sur de ríos salados, donde la cribadora

retiene los rostros

serios y tifones.

Espero, dice Tláloc,

-movido por su bondad- hacer llover

sobre la lluvia

la lluvia.

En claridad de su palabra sucede la

l

l

u

v

i

a

y las ranas hundidas en su anfibia alegría vociferan      

                 Tláloc

                         Tláloc

                                  Tláloc.

Tordo

El pájaro espejea la distancia, estira las ramas de sus patas, le tiembla en el corazón

el viento.

Todas las horas

son plumas unificadas de pájaros perdidos

que decrecen en su néctar.

Se quiebra entre las sombras sus lanzas de picos

su temerario asunto de andar entre las ramas.

Hay un vacío sin vacío

entre la espuma del aire

que edifica su vuelo.

Cuelgan las hamacas

más del canto que de las ramas      y sueña el niño

más al tordo que al sueño.

Arcaico diablillo

lo espío,

con mi flauta lo acecho,

más piedra estridente mi canto.

Si escribiera mirando tus ojos

Si escribiera mirando tus ojos

recordando tus

ojos inspirado en

tus ojos diría de

tus ojos

que son tus

ojos los nuncas de

otros ojos.

Las milpas

Ahora sólo nos toca esperar

que vengan las lluvias

a germinar los granos

de esta tierra seca

que vengan los pericos

con su aire verde

que vengas las rubias

con sus cabellos de oro

que vengan con sus trenzas

con sus purezas de barro

que cante la esperanza

con la raíz hecha de cuerda

con su corazón hecho

de flauta.

 

El Ser (Do)

El cerdo es el único que sabe estar en el tiempo, andar sin pisar en falso; sabe que la vida no está a la vuelta de la esquina.

Tiene hombres que le sirven: basta un gruñido y llega los sueros, porque antes de todo el cerdo debe alimentarse.

No es la tragedia, es su suerte.

El cerdo medita mirando el reflejo de la luna en su sopa y sabe que es el único que puede darle chicharrón la muerte.

La muerte

La muerte no tiene memoria

¡Si tuviera!

Podría olvidarnos.

Dálmatas

Me gustan las hojas blancas

le agrego palabras

y

ladran.

Efrayn Ruiz Félix (1988). Originario de Tataltepec de Valdés, Juquila, Oaxaca. Escritor y Poeta. Autor del minilibro “El gato rojizo y el perro robusto “y del poemario” Rayal” .Ha participado en diversas antologías de poesía y de cuento.

Comparte en redes sociales

Facebook
Twitter
WhatsApp

Te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *