Mujer poema
Mujer poema,
siembras versos
en las nubes,
pides un deseo
a las estrellas:
somos felices,
el aire teje en besos
un amanecer eterno.
Bello Durmiente
No bastaba con mirarlo,
Él era más que eso.
Requería observarlo,
Amarlo,
Estar con él.
Hacer un estudio trágico de sus ojos,
Indagar su respectiva pupila.
Lo miro,
Imposible narrar sus ojos verdes;
Él ya está dormido.
Quiero navegar entre sus sueños,
Saber lo que piensa,
Describirlo,
Me gustan sus bigotes blancos
Que deslizan por su cálida mejilla
Me encanta porque
No sufre de insomnio
Como yo.
El Bello Durmiente
Como la princesa
Se sitúa
En espera de su amada.
En pleno instante,
Cambia de posición
De un lado,
De otro;
No se acomoda.
Entonces
Se coloca bocarriba
Abre los ojos
Mira el desplazamiento de las nubes.
Yo quiero retratarlo,
Pero no puedo
Sus bigotes blancos
Me lo impiden.
Mejor lo abandono
Pobre,
Necesita espacio:
Se asfixia.
Cavilo
En el placer de la lectura
Versos en párrafos
Y un texto en estrofas.
¡Ay!
Duerme
En espera de su amada
¿Quién es su amada?
La amada no existe,
No la conozco.
¡Despierta!
Aún no termino
Debo observar:
Tus huellas,
El volumen de tu cuerpo
Tu cálido pelaje.
No te vayas, yo cuido de ti
Si tu amada no llega.
Sólo preocúpate
Por atrapar insectos.
Mujer Sol
Mis ojos son una galaxia:
Tengo una agrupación de estrellas
Concentradas en mi cuerpo
Soy un círculo de luz,
Círculo que germina
En las plantas de tus pies
Y abre la vida
Cuando rocías polen a mis cabellos.
En el centro de este multiverso
Salpico polvo cósmico a tu cuerpo
Me apresuro
Antes que llegue la luna
A opacar mis poemas
Antes que Sabines nos diga:
“Un pedazo de luna en el bolsillo
Es mejor amuleto que la pata de conejo”
Mis ojos son una galaxia
Tengo planetas en el rostro
Soy espiral luminoso
Que abre el poema
En las palmas de tus manos
Cuando me envuelves
en el néctar de las flores.
Me apresuro
Antes que llegue la noche
A atrapar mis poemas en este cuarto,
Antes que Sabines nos diga:
“Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
Para cuando te ahogues,
Y dale la llave de la luna
A los presos y a los desencantados”
Me apresuro
Antes que llegue la luna
Y me diga:
Tus ojos
No son una galaxia.
No hay luz
La luna:
compañera nocturna,
recolectora de lágrimas.
Vida efímera,
recorrido de mi alma
en los poetas;
transición de la palabra
en el viento que besa
una mirada,
una sonrisa
al atardecer.
Alas
Mis alas
Se refugian
En las letras
Soy un pétalo de palabras
El polen de la mañana
El ronroneo
Que dejaste ir.
Cambios
Mi poesía tiene
Caminos nuevos
Soy textual
Encarno mi líbido
En las palabras
Me hago
Mujer.
Renazco.
Somos el camino
Los enamorados
se alejan,
los besos [versos]
se escriben solos.
La lluvia se acomoda
en mi corazón,
Es la ausencia
tan cruel
es el amor
traslúcido
que agita
el destino
de los enamorados
dispuestos
a amarse.
Recuerdo
Las palabras
se convierten en ceniza,
se esfuman
contigo.
Andrea Ek es una escritora istmeña, originaria de Ciudad Ixtepec, Oaxaca y creadora de contenido digital para promover la lectura. Entre sus obras figuran de manera predominante la poesía que rememora los paisajes locales e ideología sobre la vida. Su contribución a la difusión poética ha tenido lugar a través de talleres, presentaciones, espacios públicos y medios digitales en los que ha dedicado tiempo a la lectura de su producción personal como una gran amante de la palabra.
Ha colaborado en la difusión de reseñas de libros con escritores de distintos países como España, Argentina, Colombia y México. Actualmente es miembro del Encuentro de Mujeres Poetas en el Istmo de Tehuantepec (EMUPIT).