La autocritica La autocritica hace desierto las ciudades que se levantan dentro de mí, Donde nacen árboles, siembro un guechachi, maíz y frijol, café, mango, piña trabajo, sacrificio, prospero, hago un fuerte o mucho mejor una casa para invitar a mi hermano, donde un día la mujer de mi vida le dará a mi hijo unos pinceles, un pensamiento, o quizá sólo se quede en desierto. Estos deseos Estos deseos de estar contigo en todas partes, te ambiciono en mis deseos de vivir, vivir contigo, creándonos rutas inimaginables hacia sueños reales de este mundo, del futuro y mundos por descubrir. Te deseo interminablemente, porque el amor es interminable en los mejores tiempos y aún más en los desastrosos, aunque pocos lo practiquen. Te deseo para mi vida, cual estrellas que iluminan mis noches sin ti, mi sed de vivir, mi deseo de fastidiar a este mundo tan pesado presumiendo nuestro amor tan ligero que se lleva a todas partes. Deseo tus ojos y ver que me miras, deseo esa risa tímida y tu mirada disimulada a las estrellas, dejándome una pista, un murmullo que quisieran decirme que te ame. Te deseo formal e informalmente, te deseo admirada, exitosa en tus compromisos, te deseo en verano, en todo el día, cual rayos del sol perfeccionando la vida y en las noches, a media luz, por favor. Te deseo aún más en invierno, apaciguando esos días melancólicos y templando mi cuerpo. En realidad, te quiero en todas las fechas del año. Estos deseos de estar contigo en todas partes, son los que me hacen titiritar al verte, murmurar con el azul del cielo, mi soledad o el silencio mismo, si estarás bien, a estos deseos suelen llamarlos el destino, aquel loco, ciego y torpe cuando escribía mi historia, pero que ahora nos une. Estos deseos que tengo de ti… llámalos locura, algo natural y esporádico, hermoso o sólo es algo para mantenernos despiertos, atentos y ocupados como felinos por las noches… No sé cómo los creas… Aunque me recorren como fuego por mis venas, son todos tuyos, estos deseos suelen ser todos tuyos… Porque a estos deseos que tengo de estar contigo en todas partes, Es a lo que yo le llamo amor. Aquí Aquí, Hoy comienzo un día nuevo, Tenaz, febril, ruin, al azar y a la vez tan frívolo y tan incómodo el destino, aquí, desde la azulada habitación de lágrimas, la convocada y abandonada, tan protectora e incapaz de ayudar, al desamparo de la fortuna. Quisiera escapar un día, escapar e imaginar que voy libre, escabullirme por lo más recóndito de los que no tienen conciencia y secuestrar sus lazos de confort, olvidar lo inseguro y descuidar lo cotidiano…desde este segundo y partir, Quisiera salir; tropezar y levantarme una, dos, tres y cuantas veces vaya haciéndome más fuerte. ¡Amigos! Pretendo escapar un día, descontrolar los noes dándome golpes al pecho de victorias alcanzadas, salir y promover la fortuna que no se tiene dentro de esta morada, que al salir la justicia no siga de indiferente o irreverente a los indigentes y valientes, por los que procuramos dormir sin pendiente y sin querer ser dependientes. Por lo más extraño que suene, a nuestra salida, convergeremos a la política tan prostituida y abrumaremos los perfeccionados planes de los que cultivan la desmemoria y lo festejaremos con el color, amor, sones, un buen vino de ilusiones, collares con flores, alegrías y vapores de fantasías. Quisiera escapar un día más, de aquel abdomen frío, risos rojizos, encuentros contantes recordarlos jamás… El umbral del temor es acá adentro, en desamparo, desconfiados los oigo decir que ya no nos amas, con sus armas y embargos que ya no merecen nombrarlos, ni cuantificarlos, sin esperanzas de poder pararlo, cual sueños de un niño con hambre en invierno y no tener a quien contarlos. El Amor Esperanza, el amor la embellece, se encamina hacia el rincón de su desnudez. En el instante en que su espíritu crea señales de vida y le hace la sonrisa cada vez más sincera, la protege de la realidad y lleva a lo prometido… Para los que no creen nada de esto, para los que dejan el sueño en la almohada, para los que se encierran, los más alejados del perdón, será su condena. El amor se esconde en las partes oscuras del corazón y la luna para no dejarnos morir solos en la oscuridad. Antes de irnos, nos dará esa última opción al voltear nuestra mirada, esperanza, mi esperanza. El amor no se aleja, invita a que se siga el sendero por donde se añora, por el instante, mañana o ahora cuando los dos seremos firme lienzo de la felicidad, acariciando hasta el crepitar de las tinieblas… ahí estará, porque nos es necesario… Como cuando cae la noche sobre nosotros, como hoy, ayer, antes que nos cruzáramos en mirada y hoy, quizá nos salimos de esa eternidad que nos protegía tanto, que ahora siendo sincero… me parece verla temblar de miedo o ansiedad, esperanza, mi esperanza. El amor se ensaña, cruje entre los sueños más espantosos, Juega entre mis confianzas, Ha enfurecido, maldecido y desaparecido, no sé si por condena a mi aflicción, abandona constantemente en realidad, que he pensado en un sin fin de fantasmas, que algunas veces suelen salir de entre los oídos y narices, que ya es irremediable contárselos... Y constantemente me parece bien escribir de ellas. Nadie ha de comprenderlo, dicen que nadie ha de comprender al amor, es vida, instante y eternidad, aparenta ser tan vana, que ya no sé, si se lo recomiendo. Nanixhe´e Descubrí mi pasión, Cuando hacemos el amor Y te sujetas de mí fuertemente, Como no queriéndote caer, Del cielo que visitamos Y suspiras cada uno de nuestros besos, Desviados de nuestros labios, Tatuados en la piel, Mi mano en tu vientre, Mi corazón que vuelve a nacer. Fíjate en mis ojos amor mío, Descansa ese cuerpo en mí, Destroza el laberinto y llega. Comete el mundo, el aire, Comete mi cuello y mi abdomen, Bésame los labios y mastica mi ser. Te encuentro tan hermosa y desnuda, Te encuentro como cielo en mis labios, ah qué Nanixhe´e. Besa mi piel, Conoce mis lunares, Y, aun así, el reloj haga lo contrario, me detendré cada que sea necesario a contemplar tu rostro; Cuéntame a discreción lo prohibido de nuestra cita, Lo impenetrable, Lo profundo, Lo húmedo, Dime, ¿hasta dónde llegarás?
Edgar Chiñas nació el viernes veintiséis de agosto de 1986, en Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca, muy cerca del río Tehuantepec, en la cocina de la abuela, Barrio Santa María Reoloteca, Toda la infancia la vivió en Agua Dulce, Veracruz; la luz de su vida la conoció en el Istmo de Tehuantepec, visita muy seguido su añorado barrio y le gusta un chingo platicar con sus carnales.
Es licenciado en Intervención Educativa por la Universidad Pedagógica Nacional, Crea y se desempeña en el fomento a la creación literaria en comunidades rurales e indígenas del Istmo de Tehuantepec a través del proyecto “La Raíz que protege el árbol” que pretende llevar a los niños y jóvenes participantes a la investigación del entorno e historia de sus comunidades y creación de literatura en base a esta información real, demás; impulsa desde hace seis años el concepto de presentaciones literarias denominándolo “El Contencioso de Literatura”.