La pluma como un bisturí

Ínclita lectora o lector, no sé cómo llevarte por el sendero correcto para que escudriñes en este libro intitulado: Salud y Literatura.
Voy a intentarlo, por ello te expongo el tema, te abro el panorama de algo muy simple, casi insignificante (insignificante es hablar de literatura en tiempos de pandemia, cuando hay cosas más importantes).
El tema que sí es importante es la salud, y también escondernos bajo el tapete, resguardarnos atrás de los sillones, ocultarnos en las cortinas, en el baño, conseguir una mascarilla KN-95 o lo que sea para no terminar en un nosocomio.
Creo que ya me estoy perdiendo, disculpe usted, pero es imposible estar concentrado en este encierro, uno puede quedarse perplejo ante el vuelo una mosca o si se escucha a lo lejos la sirena de una ambulancia. Regreso al tema. Quiero contarles que estos oficiantes de la medicina, en esta ocasión han usado la pluma como un bisturí y con precisión, sin titubeos, así como lo hacen en su trabajo diario, han creado historias a través de los distintos géneros literarios.
Lo han hecho en este libro, porque quizá en su trabajo difícilmente puedan recetar a sus pacientes versos efectivísimos para el estado de ánimo, algo que les cale hasta los huesos y los haga vibrar desde la médula. ¡Ah! Tristemente no es posible.
Antón Chéjov (célebre médico – escritor) dijo alguna vez: “Además de la medicina, mi mujer legítima, tengo también una amante, la literatura. Pero no hablo de ella porque los que viven en la ilegalidad perecerán en la ilegalidad”, a lo cual le respondió mucho tiempo después el escritor y galeno Domingo García-Sabell: “Chéjov fue médico y escritor simultáneamente. No un médico escritor, ni un escritor médico, sino una inextricable mezcla de ambas instancias”. Por lo cual podemos decir que tenía la licencia de profesar ambas cosas.
Así que nuestros autores pueden indicar en una receta (con esos clásicos garabatos que sólo en las farmacias logran entender): “cien miligramos de crónica literaria por la mañana”; “dos cuentos después de cada comida”; “un poema antes de dormir” o “seguir el ensayo al pie de la letra”. Ya me imagino la cara de la farmacéutica, quien se alzará de hombros y le indicará al portador de la receta dónde queda la biblioteca más cercana.
Por ello, estimadísima lectora o lector, no me queda más que decirte que estás a punto de entrar al universo de quienes escriben con el corazón en la mano. ¡Abur!

Libro: Salud y literatura

Dra. Alejandra Galindo Landeros
Dr. Mario Peñaloza
Dra. Svetlana Tkachenko
Dr. Miguel Maldonado-Avila
Dra. Isabel del Rocío Martínez
Dr. Guadalupe Chávez Torres

Compilador: Jesús Rito

Ilustración de portada: Didier López Carpio

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