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Sobre el Discurso de la Sed: la poética de Rodolfo Novelo

Por David Ortiz

Parece inevitable al leer o simplemente escuchar el título de este libro y preguntarnos por su significado. Y creo que desde eso ya hay una virtud y el libro ha cumplido con uno de los fines de su vida: generar una inquietud, por más nimia e inmediata que está pueda parecer, aunque por supuesto, no lo es. Preguntar por el título es preguntar por el proceso creativo del mismo; es lanzar a los ojos del poeta ese por qué incrustado siempre en nuestra boca. ¿Cuál es la razón de que Rodolfo escogiera este título en particular? ¿Qué quiso decirnos? ¿Podemos encontrar en cada uno de los versos la respuesta a cada una de esas preguntas? Por supuesto que sí. Quiero rescatar una frase que escuché de un cantante español llamado Robe Iniesta: ¿De qué sirve un filósofo que no hiere los sentimientos de nadie? Asimismo quiero preguntarte lector, lo has pensado, has sentido esa pregunta latiendo en tu conciencia: ¿De qué sirve un libro de poesía que no genera la inquietud de nadie? Me pregunto y sufro, como sufre cada uno de nosotros en la búsqueda de respuestas. Hemos gastado ya horas, años, siglos, preguntándonos por el arte y tal vez todo se trate de inquietudes, todo se trate de generar algo en quien lee, en quien observa, en quien escucha, que el objeto artístico genere algo más de aquello que se dice en el lenguaje del mundo.

Sírveme lo dicho para pensar en Rodolfo como poeta. ¿Qué es la poesía? Esa pregunta nunca falta e irónicamente la respuesta siempre está ausente. ¿Qué es poesía? No lo sé y no me importa saberlo. ¿Pero qué es el poeta? ¿Y quién es Rodolfo, este poeta de quien hablo? Jaime Sabines definió al poeta como un hombre que va por el mundo sin piel, con la carne al aire libre y por eso siente todo de manera más profunda e intensa, todo le adolece más que a aquel que no es poeta. Me gusta esta definición pues da oportunidad de pensar en la poética no solo como mero acto creativo y literario, sino como una intuición, interpretación y comprensión del mundo.

Con esas ideas en mente, leía el prólogo del maestro Javier España sobre el libro de Rodolfo y es un prólogo concreto y, sobre todo, donde se dice algo. Tuve la oportunidad de escribir el prólogo del anterior poemario de Rodolfo La última oración del miedo y ahí dije que despreciaba los típicos prólogos de los libros de poesía donde solo dan vueltas al lenguaje como si se tratase de un poema en prosa que busca decir algo sobre un objeto mediante lo mal llamado Lenguaje Poético. En otras palabras, no dicen nada, solo construyen frases que pretenden la belleza por el prejuicio de que la poesía es eso, emoción, belleza, asombro. Quiero recordar aquí unos versos de Amado Nervo, de su célebre La Amada Inmóvil. Nervo acusa a los filósofos y a toda la filosofía de decir y ser puro metafisiqueo, es decir ideas abstractas, formas etéreas, que de nada sirven. De que sirve al triste la filosofía, metafisiqueos pura teoría. En eso se ha transformado la poesía también en pura poetiquería, lenguaje abstracto, mundo sombra sobre la sombra del mundo. Poetiquerías, decir por decir, palabra por la palabra, nostalgia de nostalgias. Poetiquerías, lo simple por lo simple, cotidianidad de cotidianidades. Lo que llaman lenguaje poético ha cambiado durante los siglos, tanto así que la forma de escribir de hace 60 años no es la misma que está en tendencia actualmente. Pero al final no se trata de lenguajes, de arcaísmos o novisismos. Trátese, tal vez, de que se dice algo y de quien lo dice. Por eso al leer este El discurso de la sed lo hice buscando un yo, un hombre concreto. He leído ya bastante de la vasta obra de Rodolfo, publicada y no publicada, y en este poemario hay algo en particular que lo distingue: en palabras del autor, «quería demostrarme que la poesía está en las alas de una luciérnaga, en el vuelo de la mosca o en el juego de los hijos y el agua que se fuga en el lavabo». En el hombre de carne y hueso, pues, y en el mundo de carne y hueso. Es ahí donde Rodolfo observó y escribió. Y me atrevo a afirmar que en cuanto a la intencionalidad y a la posición desde donde se escribe, esté libro, entre la obra publicada de Rodolfo, es un quiebre en su poética (como debe ser cada obra de cada poeta: un quiebre de sí mismo, otra forma de sentirse, entenderse y decirse). Harto de mirar el mundo fuera del mundo y dentro en sí mismo, Novelo lo mira desde lo que está ahí, desde las cosas en tanto cosas, desde la vida en tanto acaece. ¿Qué es el discurso de la sed? Se preguntará quién hoy escucha quizá por primera vez ese título, quizá por segunda o quien como yo, ya ha leído el libro y se hace la misma pregunta. Pero no importa responderla con precisión. Nada en esta vida nos brinda total certeza más que existimos y morimos. El discurso de la sed es para mí la búsqueda de un hombre que tiene una constante pregunta en la cabeza, una incesante búsqueda y el ansia siempre inagotable de querer decirse. Entendemos la sed como algo introspectivo, en el sentido de que es un acto que nos sucede, algo que padecemos y se alivia cuando el agua nos calma, pero no sólo el agua es manantial para el sediento y no todo sediento tiene sed del vital líquido. Hay quien tiene sed del lenguaje, hay quien, sólo expresándose en la humedad de las palabras, en las tesituras de su canto, puede saciar esa sed que tanto adolece. Por eso habla Rodolfo de los vasos del alma. ¿Qué es un vaso, lector, si no una mera forma, un recipiente que necesita ser llenado? El vaso, si se me permite la metáfora, es la sed misma y la sed de Rodolfo es una sed inversa. El poeta no corre en desiertos perdidos ni persigue espejismos, oasis ilusorios donde beberse todo el mar del mundo. Rodolfo es agua que llena el vaso y el vaso es el mundo que se llena en los versos del poeta.

Y en todo esto continúa al aire la pregunta, ¿qué es El discurso de la sed? No se agota en lo que he dicho. El discurso de la sed es el diálogo del poeta con el mundo, el acto interpretativo en que Rodolfo interactúa con la realidad, la comprende, la observa y la expresa. La poesía es más que recreación de objetos y circunstancias, es más que mera creatividad, imaginación, va más allá de supuestos lenguajes poéticos que no son más que una farsa, definiciones que no dicen nada. La poesía es un discurso y a todo discurso le antecede un acto de contemplación. El poeta contempla, intuye y dice «he aquí que estoy, que pienso, que siento, vivo y muero y sobre todo muero” Sobre el discurso de la sed dice Javier España que en su lectura no se puede evadir lo que somos, lo que fuimos mientras la vida ocurre. Y donde más ocurre la vida de Rodolfo sí no en su poesía. ¿Qué es el discurso de la sed? me sigo preguntando y en la pregunta se esconde ya la respuesta.

El discurso de la sed, cabe decir, es una buena manera de definir la poesía.

El discurso de la sed, Pinos Alados, 2022

Sobre el Discurso de la Sed: la poética de Rodolfo Novelo

Rodolfo Novelo Ovando (1976). Nació en Chetumal. Poeta. Maestro en Educación. Becario del PECDA en 2001 y 2005. Ganador del concurso de publicación de obras del Fondo Editorial del Instituto Quintanarroense de la Cultura en 2001 y 2002, y del Premio Juan Domingo Argüelles en 2007. Mención de Honor en el Concurso de Cuento Corto Juan de la Cabada 2011 y finalista del XI y del XIII Concurso Literario Internacional “Ángel Ganivet”, en su edición de poesía, celebrado en Finlandia. Ganador del concurso de publicación de obras 2019, convocado por el Instituto de la Cultura y las Artes de Quintana Roo y seleccionado en la convocatoria de publicaciones de Pinos Alados Ediciones 2021. Diplomado en Narrativa, en Literatura Europea Contemporánea y en Literaturas Mexicanas en Lenguas Indígenas por el INBA y en Fomento a la Lectura por la UAM. Actualmente cursa un Diplomado en Creación Literaria. Libros: Alegoría de un Instante, UAEM/ La Tinta del Alcatraz, Toluca, 2001 || Tras el exilio de mis alas y En alguna parte de esta soledad, Fondo Editorial del I.Q.C. en 2003 y 2005, respectivamente || Callar desde el silencio, Secretaría de Cultura de Quintana Roo/ CONACULTA, 2009|| La Salvedad de los Negados, Gaceta del Pensamiento, 2012|| Olivos para una tarde de luna, UQROO/Porrúa, 2015|| La última oración del miedo, Instituto de la Cultura y las Artes de Quintana Roo, 2020|| El discurso de la sed, Pinos Alados Ediciones, 2022

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