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Los poetas

Los tigres, los perros, los diablos y los ángeles 
se juntaron para ser una buena familia 
inspirados por Dios. 

La calle sopla al viento 

La calle sopla al viento. 
Todo el viento 
se va 
a la vista 
de un enojo. 

El río se va al viento 
de una flor. 

El río llora por una flor
y los jardines 
se van 
en cada lágrima. 

De Raíz del Cielo, 2005


Yo soy el cielo, 
el paraíso del verdadero ojo
donde vuelan los sentidos 
de la imaginación oculta. 

No soy 
lo que digo 
en la lámpara 
del vértigo 
que lame 
mi ceguedad 
humana. 

Adentro se localiza la memoria 
del fondo de la muerte. 
Adentro se localiza el fondo 
de la muerte. 
La memoria se adapta 
a la muerte del fondo. 

De Alba-vigía, 2008


El fin llega 
como si la Tierra no fuese nada, 
como si la palabra no tuviera voluntad, 
como si las nubes florecieran 
en el antagónico cielo 
de la rendición. 

Mi voz 
se cierra
en el poema 
que la Tierra 
descubrirá; 
en la ira
que rueda 
sin desaparecer; 
en la tormenta 
que acabará el mundo 
en la intensa noche 
caminante. 

 
La vida es un fruto; 
el fruto, la clave del universo; 
el universo, la magia 
que debes ver en todo. 

La vida es el alma 
que llevas dentro. 
Por eso me pregunto: 
¿dónde empezará el cielo?

De Sentencia del fuego, 2011




Una palabra, tu palabra, nuestra palabra, 
somos una lágrima de piedra ante el rostro de esmeraldas. 
La lluvia de luz es la divinidad del reflejo, 
se abre y avanza al atavío del viento, 
flecha de serpiente, 
eufórico nudo del abismo extrae la chispa del respiro. 

En el Monte del Nimbus es factible el maullido de la flor, 
boreales cisnes de la expansión acampan bajo la marea 
	de la mariposa. 
Solsticio de siete días para viajar en la protuberancias 
	de algún cometa, 
mar esencias en cada espacio de tu ausencia. 
Desangraré lejos el cascabel de la luna, 
me iré al vaivén de los frutos en el hervor de tus visiones. 





Autenticidad del aire, 
lucidez que vuelve a mí
implorando esa querida ansiedad de la corriente. 
Mar adentro, la frondosidad de los seres. 
Mítica es la palabra para definir los labios 
que se agrandan sobre la tierra. 
Una mirada muy amplia,
panorámica en las sombras, 
ángeles me llaman hacia allá. 
No son ellos, 
es la sangre la que me habla de sonidos errantes. 
Ojos, pulcra armonía. 

De Travesía: entidad del cuerpo, 2014

Melissa Nungaray

(Guadalajara, Jalisco, 1998) estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Autónoma del Estado de México. Es autora de los poemarios Raíz del cielo (Secretaría de Cultura de Jalisco/Literalia, 2005), Alba-vigía (La Zonámbula, 2008), Sentencia del fuego (La Cartonera, Cuernavaca, Morelos, 2011) y Travesía: Entidad del cuerpo (La Zonámbula, 2014). En 2014 obtuvo el segundo lugar del IV Premio Nacional de Poesía Joven “Jorge Lara”. Fue becaria del Festival Interfaz ISSSTE-Cultura Los Signos en Rotación San Luis Potosí 2017. Ha participado en varios encuentros nacionales e internacionales y publicado en revistas como Alforja, Casiopea, Punto en Línea, Punto de partida, Círculo de Poesía, Ablucionistas, Periódico de Poesía, Stikhi.ru (Rusia), entre otras. Está incluida en diversas antologías, entre las que destacan: Muestrario de letras en Jalisco (Impre-Jal, 2007), Poetas parricidas. Generación entre siglos. (Cuadrivio Ediciones, 2014), Últimos coros para la Tierra Prometida. 40 poetas jóvenes del Estado de México. (FOEM, 2014), Los líquidos abismos. Poemas en torno al agua (Universidad de Guadalajara, 2019) y Haikus desde casa (Discapacidad e Inclusión Social de FELACBEJA, Buenos Aires, Argentina, 2020).

Los poetas

Los tigres, los perros, los diablos y los ángeles 
se juntaron para ser una buena familia 
inspirados por Dios.

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