kintsugi Si fueras un objeto serías un jarrón de kintsugi. Hilos de fino oro cubren los surcos de cada una de tus imperfecciones. Hije Cuando tenga una hija pelirroja la voy a llamar Ansiedad. Hay tantas Soledades, Dolores y Francas.... Sus amigos le dirán "Ansi" cariñosamente. Tendrá una mancha de antojo con forma de algún país tropical en su cachete. Al portarse mal podré decir -Ansiedad vení ya para acá! Un deseo poderoso Antes de cruzar hacia las plantaciones, le pedí a doña Helena, matrona de la casa, su bendición. A mitad del patio frente al altar de la Guadalupe, con dos gallos y un gato de testigo, recitó palabras con ojos cerrados. Regresé meses después, entrando por el portón al verme, la mujer, alzó los brazos al cielo. Mi vecino hindú reza cinco veces al día le digo que pida por mí en sus oraciones. Por momentos creo en los que creen. Les pido prestada su fe. Imito su seguridad. Copio la coreografía de sus rezos. Entrego mi mando al plan divino, me envuelvo en humo de copal, siembro una intención. Intención que abarque otras tantas. Busco esa palabra en la práctica: perfeccionando el movimiento, simplificando el lenguaje. Esa palabra. Como cuando soplaba las velas en mi cumpleaños: un deseo con la fuerza de tres. Estatua El chico de la aplicación pregunta: ¿Cuál es tu profesión? No sé qué decir. Es que he sido esto luego viajé me transformé, hice esto y lo otro. Buena para todo especialista en nada. Al conocerlo en el bar le digo que su pregunta molesta. He perdido el don de la concentración. Ya quisiera estar quieta. Ser esas estatuas en la rambla con la cara calma y llena de harina. Hacer poses a cambio de recibir recompensa Por el arte de estarme quieta. La boya La boya se ve desde todos los faros mientras escribo corre como este margen. No es un espejismo está ahí redonda de un amarillo perfecto quisiera que me encuentre. Pero mis huesos se bambolean al compás de las oportunidades. Y continuo braceando hacía ella eso es una boya no hay duda. Desde todos los mares pueden verla. El trofeo al descanso de los nadadores. En sueños viene nadando hacía mí me observa y se va. Otras veces al fin llego a ella sobrada de aire. La abrazo, le doy un beso salado al fin flotamos juntas.
Mercedes Ciuró, nació en Mar del Plata, Argentina. Estudió dos años la Licenciatura en Letras en la -UNMDP- Luego comenzó a trabajar como acompañante terapéutica con adolescentes y niñxs. Continùo asistiendo a talleres, recitales y encuentros de Literatura en la provincia de Buenos Aires. En el año 2019 se mudó a la costa de Oaxaca, allí escribió durante la pandemia su primer poemario. Trabajadora golondrina editado por Cuscus encuadernaciòn. Produce y organiza desde hace dos años el recital de lecturas mensual Oporto en Puerto Escondido. Para ella el proceso de escritura y lectura es un ejercicio activo-colectivo que alivia y embellece nuestra sobrevivencia.